Con banderillas,
y en el presente,
quien me convence
es Juan Padilla.
Lleva en su rostro
el roce bronco
de agrios redondos
que paseó.
Es un pirata
de blanco y oro
que mira al toro
con solo un ojo
porque un “Marqués”
le corneó.
Se ha hecho torero
a sangre y fuego.
***
Sé de Fandila,
(valor y raza);
porta cintura
en demasía.
Una gacela sería
vieja tortuga
en veloz fuga.
¡Aguamarina!
Eso es Fandila.
***
Pero aún así,
en banderillas,
para mi,
José Padilla.
***
Y en los de antes,
por elegante
destaco a uno,
que de azabache
o de purísima
vence en los lances
que legitima
con genio y arte.
Es Paco Alcalde,
y no hubo otro
más deleitable
y con más aplomo
citando al toro.
¡Que ya te mira,
Paco,
que se te viene,
que es brasa viva,
Paco!
¡Avemaría!
Pero ahí tu duende
burla al morlaco,
y en el redondo
de una moneda,
de dos en dos,
seis garapullos
van con firmeza
y con amor
de mano maestra.
Tus banderillas,
Paco,
(rosa y limones)
de los tendidos
(susto y latido)
si el toro negro,
si el toro altivo,
se arranca fiero
y con sigilo.
Ciego venía
este Zalduendo
de grises ojos
que no desvía;
pero tus quiebros
son, no es novedad,
la sutileza del beso
que ha encontrado la Verdad.
Ante el talento,
el tuyo, Paco,
el toro es brisa quebrada
contra el tallo de una flor.
Paco creador,
yo veo los toros por ti,
vuelvo por ti a los toros
y eso lo juro por Dios.
Verte quisiera
como hace tiempo tú eras,
como hace tiempo yo fui.
Como el valor lo tuviste
saliste de tus envites
prestigioso y venerado.
Aunque no hay quite que valga
ni torero que no salga
con un dibujo en la piel,
tú, Paco, también
zurcida la luces,
y es el dibujo el perfume
que habla de tus hazañas.
¡Qué gran torero de España!
(Unalamillero)
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