¿Escribir
de qué, a quién? De lo que sea, a quién sea. Escribir por escribir. Escribir
sobre el sol cálido del otoño, ese sol firme como una sospecha, que modela
detalles sin medias tintas: sombras y luces tupidas. Escribir de los otoños,
ahora que alcanza uno de ellos su esplendor, y del aroma intenso y eterno que
el azafrán impregna en los campos, y cuando llega a la casa y sale de los
arcones o de los tabiques la hace más morada. Escribir sobre el día que se nos
escapa sin saber en qué lo hemos despachado. Escribir sobre el tiempo detenido buscando
no sabes qué, y sabiendo que lo retienes en ese instante. Escribir sobre la
noche ciega que nos corta los caminos del pensamiento. Escribir sobre el pasado
que aún se remueve en los adentros, y te inquieta si pregunta que el camino
elegido fue tu mejor elección. Escribir sobre el invierno pasado y el que va a
venir, que nos traerá con las corrientes de aire su legado de tiempo gélido.
Escribir sobre los luceros que cabrillean en la noche en un cielo surcado por
las grullas, de paso a dormideros más acogedores. Escribir sobre el aguilucho
que desciende y baja hasta la carretera para apresar lebratos y cualquier resto
que la noche haya liquidado. Escribir despacio, pausado, tanteando y
quebrando la memoria hasta que la noche
termina y ya no queda tiempo para más. Escribir
sobre el primer amor y sus locuras de juventud, aquellas que duermen dulce en
el corazón. Escribir del amor enajenado y turbador, que llega cuando tiene que
llegar, capaz de abrir caminos imprudentes. Escribir sobre lo que lees de
autores que nos sumerjan en sus historias de terror, de aventuras o de
silencios, en la esperanza de que nunca se agote el interés. Escribir en otoño
sobe el Burcio, la Milagra o el Pilarillo, con la distancia presente destacada
en brillos, en la noche de Talavera. Escribir de día con lapiceros 4B en
cuadernos nuevos, marcando el libro que se lee, con la persiana alzada hasta
arriba dejando que la luz entre. Escribir alegatos que, como piedras, golpeen y
despierten las conciencias en este tiempo de silencios cómplices.
Y
escribir para que quede constancia del tiempo que he dedicado a escribir.
Escribir, sólo escribir.
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