El ínclito Mas nos recuerda que insultar y silbar a los
símbolos que representan a los españoles deben aceptarse porque corresponden a
la libertad de expresión, que es un derecho irrenunciable. De cátedra, oiga. Por
el desprecio que me inspira este señor, yo podría decirle todo lo que pienso de él, y mucho más,
acogiéndome a ese mismo derecho que pondera. No lo hago porque sé hasta adonde rompe
la linde de la libre expresión y comienza la ofensa, la injuria y el agravio,
que es cosa muy distinta y sancionable.
Al rebufo del presidente de la comunidad española que preside, otro palmero, el
futbolista Xavi, le aplaude y le da gusto diciendo que “los pitos al himno no
son sancionables, sino que hay que valorar su porqué”. Se le habrá quedado la
cabeza ardiendo pensando en el motivo de la pitada. No funciona la memoria del
señor Xavi, que en un momento de euforia por la conquista de un campeonato
europeo de futbol, grito un “Viva España” inmejorable. Pero claro, si ya no
vive del fútbol español habrá decidido alistarse al pelotón de enganche.
Pero volviendo al señor Mas, me sorprende, por su
contrasentido, su talante y su tolerancia en las cosas de Estado, dado que ha
emprendido desde siempre una caza de brujas contra los insultos a Cataluña. He
leído en la prensa nacional que tres días antes de partido célebre, el Gobierno
catalán presentó una denuncia contra los dueños de una cuadra
de caballos de Ciudad Real, acusados por poner de nombre a uno de los
cuadrúpedos “catalanófobo”. Y tiempo atrás, igualmente presentó denuncias
judiciales contra unos tertulianos de TV porque “atacaban a Cataluña”, según su
particular opinión.
Pues, señor Mas, si insultar a millones de españoles forma
parte de la libertad de expresión, acepte el criticar al nacionalismo catalán
en una reunión de informadores o poner el nombre que al dueño le dé la gana a uno de sus
caballos. Aunque lo suyo es sancionable y lo otro no pase de ser una anécdota.
¿Es posible que a los españoles se nos discriminen por el
hecho de amar a España?
Mi amigo: Desde dentro, desde mis entrañas, desde cada una de mis neuronas, de mis poros, desde mi instinto, desde mi susceptibilidad, de mis sentidos, de cada una de mis virtudes teologales y cardinales, de mi... de mi...ser al cien por cien... que me dejen en paz, que se larguen y que me respeten y respeten a las instituciones que yo respeto.No quiero ni espero nada de esta gente Pero no pienses que he caído en decepción alguna, la razón es que no tengo una mínima ilusión que me de pie para esperar algo digno de estos apóstatas iconoclastas. Y mencionar también la hipocresía de los medios de comunicación por su "mirar hacia otro lado" ante las declaraciones del tal Xabi. País de borregos este donde los haiga. Ahora, eso si, yo soy español, español. Así sea.
ResponderEliminarYo creo, mi preciado amigo, que este asunto de Catalonia se terminará pronto, pues ya andan sobándose los morros entre ellos. Tampoco esperamos los de fuera de allí nada de ellos y lo que no me explico es cómo no están en la cárcel esta pandilla de arrimados, incapaz de solucionar sus problemas. ¡Gentuza!
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