Está el PSOE modorro
con la reforma de la Constitución. Y como es barco sin timón, la pregunta me
suscita dudas. La reforma, ¿para qué, con qué alcance o intención? A ver, me
explico: yo no descarto que la Constitución sea modificada, pero no me gustaría
–y nunca aceptaría- que fuera hacerse con trampa como sospecho que persigue el
partido principal de la oposición. Que explique con claridad si la reforma que
persigue sólo está en modificar parte del Título VIII que sirve para amansar
los ardores independentistas de Cataluña y retocar suavemente al Título de la
Corona, o si de verdad pretende transformar la Carta Magna reelaborando un
texto que en algunos aspectos sea sustancialmente diferente al que tenemos.
Visto lo visto, en la
hipótesis de que entráramos en un periodo constituyente los partidos deben
tener en cuenta la opinión de los ciudadanos que creen que el Estado de las
autonomías según está no funciona como es debido. Unos porque abogan por el secesionismo,
otros miran al soberano, y los otros porque son fieles al centralismo. Así que
los dirigentes políticos no podrían retocar el Título VIII para terminar
diciendo que España es un Estado federal asimétrico, naturalmente, porque a los
catalanes no se les va de la cabeza soportar que tengan los mismos derechos que
el resto. Y esto es lo que Rubalcaba pretende, no me cabe duda. Y en cuanto a la Corona se refiere, ya no se
trata sobre la transparencia de la Casa
Real o que se igualen los derechos de sucesión entre mujeres y varones, sino
que lo de verdad importa ahora es debatir si la Monarquía continua siendo útil
o no.
Así que lo que compete,
referido a la Constitución, es tratar de todo y con todos y no dejarlo en un
simple maquillaje para que el señor Rubalcaba quede bien con sus socios
catalanes y que, a la contra, a todos los españoles nos causaría decepción.
Pero tengo para mí que el
señor Rubalcaba, con su proyecto de reforma constitucional, es una ocurrencia
de las suyas para bailarle el agua a los nacionalistas independentistas. Nos
tiene acostumbrados a las improvisaciones, a las huidas hacia adelante porque está
perdiendo pie, porque de liderazgo nada de nada y porque carece de un proyecto
político convincente. Y esto, claro, ahuyenta a la sociedad y pierde la confianza
en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario