PLAZA DE LAS VENTAS

Hoy la prestigiosa calle Alcalá de Madrid pasa por las Ventas y busca la carretera de Aragón. Atrás quedaron la ilustre zona que fue de Pardiñas, con las casas donde vivieron Federico Chueca y los hermanos Manuel y Antonio Machado, y un hotelito que regaló el rey Alfonso XII a su amante Elena Sanz. Eso fue antes, hoy se ensancha para formar la plaza de Manuel Becerra, donde se ubica la más famosa plaza de toros del mundo.
Cuentan los papeles que en el sitio donde se levantan las Ventas había un ventorro llamado “La Alegría”, que dio primitivamente nombre a la plaza. No venía a cuento el nombre por cuanto en ese lugar era donde se despedían los cortejos fúnebres que seguían camino hacia el cementerio de la Almudena. Dentro de la frecuente presencia del dolor y de la muerte convivía un contraste festivo en donde se amenizaba la alegría con merenderos y lugares de diversión. Pío Baroja nos ha dejado una descarnada estampa de lo que fue aquella zona en los comienzos del siglo pasado. “El regreso de los carros mortuorios causa una impresión extraña, en la que se combinan lo repugnante y lo lúgubre con lo grotesco. Los cocheros con sus ridículas libreas desabrochadas, con el sombrero cubierto de polvo, sonrientes, cínicos, arriman los carruajes a los tabernáculos de las Ventas y en lo alto del pescante échanse al coleto abundantes tragos, mientras los lacayos tan ridículamente vestidos como los cocheros, trincan también alegremente y bromean o retozan con las ninfas de fregadero que frecuentan las riberas del Abroñigal. Por la tarde salen a relucir las navajas y llega a correr la sangre”.
Naturalmente, la fisonomía ha cambiado. Fernando VII dispuso construir en la zona un obelisco para celebrar el nacimiento de su hija Isabel, la futura reina de España. Pero se emplazó en el paseo de la Castellana (hoy ocupa su lugar el monumento a Castelar); de aquel paseo se trasladó a la plaza de Manuel Becerra y hoy se halla en las proximidades  de la Puerta de Toledo.
El año del casamiento de Alfonso XIII, por un acuerdo municipal se cambia el nombre de la plaza de la Alegría por el de Manuel Becerra.