Poeta y catedrático de Literatura de la Universidad Autónoma de Madrid, Director que fue del Centro Hispánico de Damasco (Siria), lector de español en la Universidad Libre de Berlín e Hijo predilecto de Talavera de la Reina, falleció a los 87 años de edad.
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Joaquín, te vamos a
echar de menos. Tu ciudad de los peces, tantas veces cantada, va a notar tu
ausencia. La amabas tanto que siempre apareció en ti el niño concreto que quiso
recordar las voces y los ecos de tu Talavera:
Cruzo las calles
como quien saluda,
Me agarro a las
tabernas, tomo vino
Del tiempo,
hablo con unos y con otros,
río cuando me
cuentas algún chiste sin gracia…
y me pongo a
llorar sin ton ni son.
Con tus poemas
asistimos a las ensoñaciones en una atmosfera de personajes que a veces son
personas, a veces animales; que son lugares y que son lecturas que en un tiempo
alteraron la miseria del ambiente, logrando que de niño fueras caballero al
leer el Romancero; en pastor, con Garcilaso:
Años oscuros,
años perdidos, años muertos
En el sangrante
libro de la historia de España.
Tantos recuerdos
vertidos, tanto amor a la palabra, tanta lealtad a tu ciudad, que:
Y, puestos a
pensar, estoy pensando
Que en mi escudo
de armas
Debería figurar
un río, un pez, un puente
Con el dolor de
los que antes tuvieron
Mis mismos
apellidos.
¿Y si le añadiéramos una guitarra a tu escudo, Joaquín? Porque yo sé que otro poeta dejó en sus versos tu nombre, tu ternura y tu pasión, cuando escribió:
En mi homenaje
manchego,
Yo vi a Benito
de Lucas
Llorar oyendo
flamenco.
Descansa en Paz.
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