DANI ALVES Y LEÓNIDAS

Para Ángel Barbancho, tan blanco.

Hace unos días le oí decir a Dani Alves que la diferencia de puntos entre el Madrid y el Barcelona, a favor del primero, no suponía nada a efectos del campeonato de liga. Que no supondría, vaya, ningún esfuerzo por parte de ellos por volver a liderar la liga. “Total, un partido y ya estamos ahí”, reflexionó sesudamente. Y recordé entonces a Leónidas (según lo entendió Frank Miller) dirigiéndose a los suyos: “Espartanos, preparaos porque esta noche cenamos en el infierno. Somos 300 y ellos 300.000, así que cada uno debe cargarse a mil si queremos ganar esta batalla de las Termópilas”. Pero hubo uno que se salió de la fila y dijo: “No es por molestar, jefe, pero ¿has tenido en cuenta que nosotros también podemos sufrir bajas?

Entiendo al barcelonismo militante. La frase de que el Madrid tiene que pinchar, suena más que la canción de verano en un chiringuito. Y pinchará. Y se frotarán las manos.

Y el espartano inoportuno y pragmático habló de nuevo lleno de razón: “Las cuentas están claras, hay que matar y que no nos maten”. Eso es, ni una sola baja, ni un solo pinchazo. Lo que no está nada claro son las cuentas de Dani Alvés: ellos pierden un partido, nosotros ganamos otro y cuando vayamos al Bernabéu y les ganemos, los adelantamos. Exactamente eso quiso decir el avispado espartano: matar sin sufrir bajas. De acuerdo, son las cuentas del Gran Capitán, chaval, cosa que ni el gran militar lo garantizaría. El pinchazo del Madrid es el único aliento de esperanza que le queda a la familia barcelonista, que ha visto que su equipo siente el canguelo histórico cuando los blancos le resoplan en la nuca. Y ahora van delante, ¡qué pena! Pues nada, a seguir consolándose, muchacho.